

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha situado formalmente la ciberseguridad como una prioridad estratégica de Estado, alertando del crecimiento sostenido de las amenazas digitales y de su impacto directo sobre la seguridad, la economía y la estabilidad institucional de España.
Durante una jornada sobre seguridad y defensa celebrada el 3 de noviembre, la directora del CNI, Esperanza Casteleiro, advirtió de que los ciberataques han dejado de ser incidentes técnicos aislados para convertirse en instrumentos geopolíticos capaces de afectar a infraestructuras críticas, servicios públicos, procesos democráticos y la confianza ciudadana.
Casteleiro subrayó que la hiperconectividad actual ha ampliado exponencialmente la superficie de ataque del país:
“Cuanto más conectados estamos, más vulnerables somos”.
Los ataques a hospitales, redes eléctricas, sistemas financieros o administraciones públicas ya no son hipotéticos, sino una realidad creciente que puede generar disrupciones sociales, económicas y políticas de gran escala.
En este contexto, el CNI plantea que la ciberseguridad debe abordarse desde una lógica de seguridad nacional, al mismo nivel que la defensa territorial, la inteligencia exterior o la lucha contra el terrorismo.
El mensaje central del CNI se articula en torno a tres grandes líneas de actuación:
El organismo reclama un incremento sostenido de los recursos destinados a:
El objetivo es reducir la dependencia tecnológica, aumentar la resiliencia nacional y mejorar la capacidad de anticipación frente a ataques complejos y coordinados.
Uno de los mayores cuellos de botella actuales es la escasez de profesionales especializados en ciberseguridad.
El CNI insiste en:
La falta de expertos no es solo un problema laboral, sino un riesgo estructural para la capacidad defensiva del Estado.
Las amenazas digitales no respetan fronteras. Se desarrollan en una “zona gris” donde confluyen:
Por ello, el CNI considera esencial reforzar los mecanismos de cooperación con aliados europeos, la OTAN y socios estratégicos para intercambiar inteligencia, coordinar respuestas y construir marcos comunes de defensa digital.
El mensaje del CNI va más allá de la protección técnica. La ciberseguridad es presentada como un elemento clave de:
Los ataques no solo buscan robar datos o paralizar sistemas, sino erosionar la confianza pública, influir en procesos políticos y debilitar a las instituciones desde dentro.
El CNI deja claro que la ciberseguridad ha entrado en una nueva fase: ya no es una cuestión operativa, sino una política de Estado.
España deberá afrontar esta realidad mediante:
La seguridad del país en el siglo XXI dependerá en gran medida de su capacidad para proteger y gobernar su espacio digital.