
Una antena barata bastó para tener acceso a datos sensibles
La Tierra está rodeada de satélites que transmiten datos constantemente. Dada su magnitud e importancia, podríamos pensar que esas comunicaciones se encuentran protegidas, con cifrado robusto para evitar que cualquiera con una antena parabólica escuche lo que no debe. La sorpresa: no es así.
Un equipo de investigadores de University of California, San Diego (UCSD) y University of Maryland (UMD) ha revelado que aproximadamente la mitad de las señales emitidas por satélites geoestacionarios —muchas con comunicaciones sensibles de consumidores, empresas y gobiernos— siguen sin cifrar.
Durante tres años, los investigadores instalaron un sistema receptor de satélite estándar, con un coste de apenas ≈ 800 USD, sobre la azotea de un edificio universitario en La Jolla, San Diego.
Con esa antena, apuntando a diferentes satélites geoestacionarios visibles desde su ubicación, y dedicando unos meses a interpretar las señales que captaban, obtuvieron una colección alarmante de datos:
“Nos impactó por completo. Hay partes cruciales de nuestra infraestructura que dependen de este ecosistema satelital, y anticipábamos… que todo estaría encriptado”, afirma Aaron Schulman, profesor de la UCSD y codirector de la investigación. “Una y otra vez… confirmamos que no lo estaba”.
El artículo del grupo se titula “Don’t Look Up”, en claro guiño a la película de 2021 y también a la actitud de muchas organizaciones: “no creían que nadie miraría hacia arriba”.
Según los autores, entre los factores están:

Los investigadores pasaron alrededor de un año notificando a las empresas y agencias cuya información hallaron expuesta. Algunas, como T-Mobile, cifraron rápidamente sus transmisiones satelitales.
Pero otras, incluyendo ciertos operadores de infraestructura crítica en EE. UU. y México, aún no han implementado el cifrado para sus sistemas satelitales.

Este hallazgo plantea una pregunta esencial: ¿cuántos más sistemas están transmitiendo datos sin cifrar y permanecen invisibles hasta ahora? Los investigadores estiman que sólo analizaron aproximadamente el 15 % de los satélites geoestacionarios operativos (los visibles desde su ubicación en San Diego), lo que sugiere que la escala del problema podría ser mucho mayor.
El riesgo no es sólo teórico: un adversario con hardware económico podría montar un receptor satelital, apuntarlo al cielo y recolectar información sensible. Según Matt Blaze, experto en criptografía de la University of Georgetown: “Estos no eran recursos de la NSA. Eran recursos de usuario de DirecTV. La barrera de entrada para este tipo de ataque es extremadamente baja”.
La recomendación: que cualquier organización que utilice enlaces satelitales los trate como canales públicos: cifrado en todas las capas, auditoría constante y no asumir que “porque es interno” está seguro.